Las tribus aborígenes australianas de la Costa Norte de Nueva Gales del Sur, utilizaban estas mismas hojas para tratar cortes, quemaduras, picaduras de insectos e infecciones de la piel.
El aceite esencial del árbol de te posee un efecto antiséptico triple: actúa contra las bacterias, hongos y virus, además, es bactericida, fungicida, antiviral, cicatrizante, balsámico antiinflamatorio, desodorante y expectorante.
Regula la actividad de las glándulas sebáceas, por tanto es muy útil tanto para cabellos grasos como secos. También ayuda a combatir el hongo que causa la caspa por su acción fungicida y es muy efectivo contra los piojos.
Es un antiséptico muy potente, fortalece el sistema inmunológico, si aromatizamos el hogar mediante difusores eliminaremos las bacterias en el ambiente.
El árbol del té es ideal para dar masajes a deportistas y gente enferma que permanece muchos tiempo en la cama.